Cáparra

Cáparra
EL YACIMIENTO ARQUEOLÓGICO DE LA CIUDAD ROMANA DE CÁPARRA.

El nombre de Cáparra no es de origen latino, posiblemente se tomase de algunos de los pueblos prerromanos que habitaron su territorio antes de la conquista romana. Algunas fuentes mencionan una Kaparra vetona  y una  Kapasa lusitana.

En sus primeros momentos fue una de las mansiones de la calzada que unía Mérida y Astorga, hoy conocida como Vía de la Plata.  En tiempos del emperador Vespasiano se convertirá en municipio romano de pleno derecho (municipium flavium caparensis) adscrito a la tribu Quirina. Fue este un gran paso que exigió la aplicación de importantes esfuerzos ciudadanos en la reorganización urbana y  que ha quedado atestiguado en importantes obras,  entre  ellas su arco tetrápylo, todo un símbolo del  “evergetismo” local y hoy día su seña de identidad.

 

En los convulsos siglos  III- IV d. C., sufrirá una importante despoblación y la pérdida de sus valores ciudadanos. Los siglos sucesivos empeorarán más su situación y el paso del tiempo provocará su abandono. Pese a todo, la memoria de la ciudad no se perdió. Durante la Edad Media, las localidades más próximas utilizaron buena parte de los materiales de construcción de la ruinas de la antigua ciudad romana para su reciclaje en nuevas construcciones. Por otra parte, la antigua calzada romana se convierte en estas fechas en una importante ruta de trashumancia ganadera.

 

Entre los siglos XVI y XVIII, las imponentes ruinas urbanas y el hallazgo de numerosas estelas, con textos epigráficos en latín, llamaron la atención de eruditos e historiadores que citan a Caparra en sus obras y libros de viajes. El propio nombre de la ciudad se conservó a lo largo del tiempo en la toponimia popular. Entre los siglos VXI y XVII en las alusiones al emplazamiento de la ciudad romana se citan las “Ventas de Caparra” por existir en este lugar diversos establecimientos destinados a la atención de caminantes y ganaderos. En estas fechas, además de las ventas existía una pequeña iglesia. El despoblamiento definitivo, se produce a comienzos del siglo XVIII, fecha en la que los documentos de la época citan la ciudad como un “despoblado”.  

Documentos